MIS IMPRESIONES LITERARIAS
Sobre el género romántico
Alicia Rosell. (Artículo extraído de mi recopilatorio "Mis impresiones literarias")
Publicado en www.lecturasdigitales.com.ar/nuevo
"Hace tiempo escribí algo para dar una conferencia en la Sala Juan Larrea, de Bilbao: Mi título, "¿Existe la literatura femenina?". Me refería, entonces, a las novelistas contemporáneas que cultivan todos los géneros, las que por el mero hecho de escribir desde su perspectiva femenina, son o han sido denostadas a la hora de publicar.
Saco a colación este tema porque quiero romper una lanza en favor del género romántico, mal entendido y apelado sub-literatura o subliteratura de subliteratura. No lo confundamos con literatura femenina, que para mí, no existe. Todos es Literatura y punto... si está bien escrito.
¿La verdad? Yo jamás había leído un libro romántico de estos, nunca a Corín Tellado -siempre con mis discriminaciones. Me decanté por leer a todas esas autoras americanas que venden como rosquillas sus historias llenas de amor y erotismo desde librerias o kioskos de revistas pasando por centros comerciales.
Para sorpresa mía, empezaron a crearme adicción. El amor como telón de fondo, -debe ser una obsesión mía- los ambientes victorianos y eduardinos, el Londres de esa época; todo empezó a flotar en mi cabeza y a hacerme sentir bien, francamente bien... hasta caer casi en una borrachera de amor.
El año pasado leí cerca de veinte novelas de dicho estilo. Y saqué una conclusión: Me gustan, pero no me crucifiquen por favor, soy amante de la Literatura en general.
Ahora comprendo mejor a las mujeres que desde los foros intercambian sus colecciones de novelas, porque ya tienen sus títulos releidos y además se desbordan de sus estanterías.
Se lee todo lo editado de cada autora como si se tratara de una cuestión de vida, ¿supervivencia, quizá? Ese vicio necesario llamado amor: todas queremos vivir una pasión de novela, y los príncipes azules sólo parecen manar de estas páginas.
Un suspiro arranca de las gargantas de "las viciadas y gazmoñas marujas, como nos califican ciertos críticos, que no tienen otra forma para consolarse y dar un poco de fantasía a sus aburridas vidas".
No hace tantos meses, le pregunté a un gran amigo mío, escritor, agente literario y editor, que me explicara porqué se denosta tanto este género.
Si las mujeres somos, según las encuestas, quienes más libros compramos porque somos las que más leemos, y además la mayoría somos románticas empedernidas, ¿qué está ocurriendo?. Le puse en el brete de contestar: "No está mal visto, pero el márketing editorial en nuestro país va por otros cauces".
Pero por favor, ¿acaso el Amor no es una premisa en la vida de todos los seres humanos, no es una constante que nos hace seguir viviendo, una ilusión y una necesidad?
Abordo ahora el asunto desde el punto de vista editorial, y me sonrojo con las polémicas creadas. No hay más que leer y escuchar las escandalosas noticias que se están dando a conocer a cerca de amaños en certámenes literarios y autores que son publicados sólo porque tienen padrino (y esto me lo dice otro amigo reciente, ¡cuánta razón!)
El asunto del último Planeta saca a la palestra a María de la Pau Janer. Yo ayer pensaba, ¿qué culpa tiene esta mujer que ha escrito una novela romántica y le han ofrecido ganarse la sustanciosa cantidad que recibe el ganador del prestigioso premio? Nadie es tan tonto como para rechazar una oportunidad. Claro que yo, quizá me lo pensara dos veces...
Si yo hubiera estado en la piel de Maria de la Pau, hubiera hecho como ella. (Sólo se bautiza quien tiene padrino). Le sonreía a Juan Marsé, quien siendo objeto de mi más sincera admiración como escritor, me dejó la misma sensación de discriminación que yo sufriera hace ya bastantes años. No puedo comparar, claro, yo acababa de recibir un segundo premio en un certámen literario de mi provincia, y cuando se me hizo entrega del premio, al acabar la consabida celebración, uno de los miembros del jurado me aseguró que había luchado por que me concedieran el primer premio. Desgraciadamente, el resto de miembros del jurado opinó que mi historia era "muy rosa". No dejo de asombrarme casi veinte años después.
Por eso, entiendo a María de la Pau, y por eso en nuestro país van tan mal los temas relacionados con la edición de novela romántica. Las aficionadas al género leen a Corín Tellado de toda la vida, y no se hace hueco a nuevas autoras.
Señores editores, ¿no están uds. para ganar dinero? Menuda cantera que tenemos de escritoras -algunas sobreviven a través de la publicación de sus obras por una web propia- como Consuelo Mariño Canchal, a quien me alegro haber conocido por la red.
Ayer, también leí sobre una nueva estrella del romanticismo, argentina ella para más señas. Florencia Bonelli es la escritora de novela romántica con más éxito de Sudamérica. Gracias a Dios, esta autora prepara su asalto a España.
Pero luego sale a relucir la otra cara de la moneda. Otro amigo me dice que si escribes novela romántica luego te encasillan y nunca, nunca más volverás a escribir otra cosa. Es por eso, que la mayoria de las escritores norteamericanas escriben con seudónimo, y es por eso que cada vez escriben más hombres, sí, he dicho hombres, aunque lleven haciéndolo años solapados bajo nombres femeninos.
Algo así, como la necesidad que tuvieron algunas escritoras españolas de firmar con nombre masculino si querían publicar -la maravillosa Fernán Caballero, por ejemplo. Paradigmas de la vida... los roles se intercambian.
Pero admiro a otros que sí dan la cara, Marc Levy, Fabio -el modelo de las portadas, chicas- Nicholas Sparks con su maravillosa "Mensaje en una botella", y que no se avergüenzan de clamarlo a los cuatro vientos.
Claro, me dirán las lectoras que estos escriben novela muy "light". Puede ser, porque una de las premisas del género actual romántico es no obviar las relaciones sexuales explícitas, y no debemos confundirlo con novela erótica. Yo, más bien lo calificaría de simbiosis de novela erótico-romántica.
En fin, que la rocambolesca historia no ha hecho más que comenzar. De momento, escribir este género en nuestro país no es factible, editar mucho menos. Pero con el Premio Planeta, ¿se querrá empezar a hacer justicia? Espero que de la buena.
Yo, debo confesar, no he leído la novela y no puedo juzgar su calidad literaria. Aquí, sólo estoy defendiendo un género menospreciado, tema que llevamos colgado como un sanbenito tanto las que escribimos como las que lo leemos.
¡Déjense ya de remilgos, señores editores! ¿De qué van a vivir cuando se agoten las ansias de leer tanta novela de enigmas? Sí, ya sé que vuelve la novela negra... ¡En fin! Las modas vuelven, otras no llegan.
La industria editorial no está para echar cohetes, falta dinamismo e imaginación. Lo siento, es mi opinión. La única creatividad que tienen la miden en función de los números con los que calculan los beneficios que van sacar de tal o cual libro o autor que avalan como gran éxito, incluso antes de que los subsodichos autores se hayan puesto a escribir el libro por encargo.
No quiero salirme del tema, resumiendo: Nunca los tiempos fueron buenos para este género fuera de EEUU. Siguen copando las cifras de ventas. Mientras lleguen a Europa sólo autoras americanas, ¿qué ocurre con nuestra gran reserva de románticas autoras?
Vuelvo al principio, que nadie se escandalice porque las mujeres leamos tanto este género, porque además, leemos de todo. Las cifras "cantan" y los ojos se "decantan".
Y sino, observen en el metro, en los autobúses y donde quiera que haya una mujer con un libro bajo el brazo. !Feliz lectura, amigas!
Saco a colación este tema porque quiero romper una lanza en favor del género romántico, mal entendido y apelado sub-literatura o subliteratura de subliteratura. No lo confundamos con literatura femenina, que para mí, no existe. Todos es Literatura y punto... si está bien escrito.
¿La verdad? Yo jamás había leído un libro romántico de estos, nunca a Corín Tellado -siempre con mis discriminaciones. Me decanté por leer a todas esas autoras americanas que venden como rosquillas sus historias llenas de amor y erotismo desde librerias o kioskos de revistas pasando por centros comerciales.
Para sorpresa mía, empezaron a crearme adicción. El amor como telón de fondo, -debe ser una obsesión mía- los ambientes victorianos y eduardinos, el Londres de esa época; todo empezó a flotar en mi cabeza y a hacerme sentir bien, francamente bien... hasta caer casi en una borrachera de amor.
El año pasado leí cerca de veinte novelas de dicho estilo. Y saqué una conclusión: Me gustan, pero no me crucifiquen por favor, soy amante de la Literatura en general.
Ahora comprendo mejor a las mujeres que desde los foros intercambian sus colecciones de novelas, porque ya tienen sus títulos releidos y además se desbordan de sus estanterías.
Se lee todo lo editado de cada autora como si se tratara de una cuestión de vida, ¿supervivencia, quizá? Ese vicio necesario llamado amor: todas queremos vivir una pasión de novela, y los príncipes azules sólo parecen manar de estas páginas.
Un suspiro arranca de las gargantas de "las viciadas y gazmoñas marujas, como nos califican ciertos críticos, que no tienen otra forma para consolarse y dar un poco de fantasía a sus aburridas vidas".
No hace tantos meses, le pregunté a un gran amigo mío, escritor, agente literario y editor, que me explicara porqué se denosta tanto este género.
Si las mujeres somos, según las encuestas, quienes más libros compramos porque somos las que más leemos, y además la mayoría somos románticas empedernidas, ¿qué está ocurriendo?. Le puse en el brete de contestar: "No está mal visto, pero el márketing editorial en nuestro país va por otros cauces".
Pero por favor, ¿acaso el Amor no es una premisa en la vida de todos los seres humanos, no es una constante que nos hace seguir viviendo, una ilusión y una necesidad?
Abordo ahora el asunto desde el punto de vista editorial, y me sonrojo con las polémicas creadas. No hay más que leer y escuchar las escandalosas noticias que se están dando a conocer a cerca de amaños en certámenes literarios y autores que son publicados sólo porque tienen padrino (y esto me lo dice otro amigo reciente, ¡cuánta razón!)
El asunto del último Planeta saca a la palestra a María de la Pau Janer. Yo ayer pensaba, ¿qué culpa tiene esta mujer que ha escrito una novela romántica y le han ofrecido ganarse la sustanciosa cantidad que recibe el ganador del prestigioso premio? Nadie es tan tonto como para rechazar una oportunidad. Claro que yo, quizá me lo pensara dos veces...
Si yo hubiera estado en la piel de Maria de la Pau, hubiera hecho como ella. (Sólo se bautiza quien tiene padrino). Le sonreía a Juan Marsé, quien siendo objeto de mi más sincera admiración como escritor, me dejó la misma sensación de discriminación que yo sufriera hace ya bastantes años. No puedo comparar, claro, yo acababa de recibir un segundo premio en un certámen literario de mi provincia, y cuando se me hizo entrega del premio, al acabar la consabida celebración, uno de los miembros del jurado me aseguró que había luchado por que me concedieran el primer premio. Desgraciadamente, el resto de miembros del jurado opinó que mi historia era "muy rosa". No dejo de asombrarme casi veinte años después.
Por eso, entiendo a María de la Pau, y por eso en nuestro país van tan mal los temas relacionados con la edición de novela romántica. Las aficionadas al género leen a Corín Tellado de toda la vida, y no se hace hueco a nuevas autoras.
Señores editores, ¿no están uds. para ganar dinero? Menuda cantera que tenemos de escritoras -algunas sobreviven a través de la publicación de sus obras por una web propia- como Consuelo Mariño Canchal, a quien me alegro haber conocido por la red.
Ayer, también leí sobre una nueva estrella del romanticismo, argentina ella para más señas. Florencia Bonelli es la escritora de novela romántica con más éxito de Sudamérica. Gracias a Dios, esta autora prepara su asalto a España.
Pero luego sale a relucir la otra cara de la moneda. Otro amigo me dice que si escribes novela romántica luego te encasillan y nunca, nunca más volverás a escribir otra cosa. Es por eso, que la mayoria de las escritores norteamericanas escriben con seudónimo, y es por eso que cada vez escriben más hombres, sí, he dicho hombres, aunque lleven haciéndolo años solapados bajo nombres femeninos.
Algo así, como la necesidad que tuvieron algunas escritoras españolas de firmar con nombre masculino si querían publicar -la maravillosa Fernán Caballero, por ejemplo. Paradigmas de la vida... los roles se intercambian.
Pero admiro a otros que sí dan la cara, Marc Levy, Fabio -el modelo de las portadas, chicas- Nicholas Sparks con su maravillosa "Mensaje en una botella", y que no se avergüenzan de clamarlo a los cuatro vientos.
Claro, me dirán las lectoras que estos escriben novela muy "light". Puede ser, porque una de las premisas del género actual romántico es no obviar las relaciones sexuales explícitas, y no debemos confundirlo con novela erótica. Yo, más bien lo calificaría de simbiosis de novela erótico-romántica.
En fin, que la rocambolesca historia no ha hecho más que comenzar. De momento, escribir este género en nuestro país no es factible, editar mucho menos. Pero con el Premio Planeta, ¿se querrá empezar a hacer justicia? Espero que de la buena.
Yo, debo confesar, no he leído la novela y no puedo juzgar su calidad literaria. Aquí, sólo estoy defendiendo un género menospreciado, tema que llevamos colgado como un sanbenito tanto las que escribimos como las que lo leemos.
¡Déjense ya de remilgos, señores editores! ¿De qué van a vivir cuando se agoten las ansias de leer tanta novela de enigmas? Sí, ya sé que vuelve la novela negra... ¡En fin! Las modas vuelven, otras no llegan.
La industria editorial no está para echar cohetes, falta dinamismo e imaginación. Lo siento, es mi opinión. La única creatividad que tienen la miden en función de los números con los que calculan los beneficios que van sacar de tal o cual libro o autor que avalan como gran éxito, incluso antes de que los subsodichos autores se hayan puesto a escribir el libro por encargo.
No quiero salirme del tema, resumiendo: Nunca los tiempos fueron buenos para este género fuera de EEUU. Siguen copando las cifras de ventas. Mientras lleguen a Europa sólo autoras americanas, ¿qué ocurre con nuestra gran reserva de románticas autoras?
Vuelvo al principio, que nadie se escandalice porque las mujeres leamos tanto este género, porque además, leemos de todo. Las cifras "cantan" y los ojos se "decantan".
Y sino, observen en el metro, en los autobúses y donde quiera que haya una mujer con un libro bajo el brazo. !Feliz lectura, amigas!
Alicia Rosell. (Artículo extraído de mi recopilatorio "Mis impresiones literarias")
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