EL EVANGELIO DE UN CONDENADO
" LOVECRAFT SEGÚN MICHEL HOUELLEBECQ "
Acaba de editarse en español el ensayo "H. P. Lovecraft. Contra el mundo, contra la vida", donde el controvertido novelista francés homenajea a su autor favorito de juventud y despierta viejos demonios.
por Patricio Jara
En un tenebroso capítulo de la desaparecida serie de dibujos animados "Tiny Toon" (protagonizada por una suerte de clones en miniatura de El Demonio de Tasmania, Bugs Bunny y el Pato Lucas), los personajes caminan de noche por un cementerio y sorpresivamente se topan con una lápida grabada con las iniciales HPL.
-¡Oh, la tumba de Lovecraft! -exclama uno.
-Qué interesente -responde otro sin prestarle mucha atención; luego todos siguen su camino en busca de sus aventuras hoy difíciles de recordar.
La escena tal vez funciona mucho mejor en la pantalla que en el papel, pero es reflejo de lo que por años Howard Phillips Lovecraft (1890-1937) significó en la literatura universal: un caso aislado, interesante pero aislado. Nada más que eso.
Cincuenta y cuatro años después de su muerte, Michel Houellebecq rescató e interpretó los aspectos más escondidos del escritor norteamericano con la publicación de H.P. Lovecraft. Contra el mundo, contra la vida (1991), texto que recientemente la editorial madrileña Siruela tradujo al español.
"Al leer sus descripciones de criaturas pesadillescas, jamás habría supuesto que tuvieran su origen en seres humanos reales", advierte en las primeas páginas a propósito de la caterva de divinidades monstruosas a las que Lovecraft diera forma. Houellebecq sale en defensa del más grande autor de horror gótico de todos los tiempos y hostiga a quienes alguna vez, cuando jóvenes, lo admiraron y con el tiempo lo renegaron como si aquello fuese su graduación de lector adulto. "Pero eso no importa. La crítica siempre acaba reconociendo sus equivocaciones; o, más exactamente, los críticos acaban muriéndose, y otros críticos los sustituyen. Así, después de treinta años de desdeñoso silencio, los intelectuales han empezado a leer a Lovecraft", afirma.
Publicado tres años antes que Ampliación del campo de batalla, se ha dicho que este texto es en verdad la primera novela de Houellebecq. Por momentos pareciera que sí. En estas páginas emerge el oscuro escritor-personaje que evoluciona, asciende y decae para no levantarse jamás.
Lovecraft según Houellebecq no es un simple capricho. Lo que une a ambos es el hastío y la decepción del género humano. Mientras el primero lo condena con su galería de dioses terribles que un día irrumpirán desde los confines de los hielos polares, el segundo lo dinamita desde dentro. Houellebecq se hizo rico escribiendo sobre la torpe humanidad; Lovecraft murió pobre, con casi toda su obra inédita y pidiendo disculpas porque la inopia y la desesperación hicieron que todas esas creaturas de pesadilla salieran de su cabeza (el único relato que publicó en vida fue El horror de Dunwich, por el que recibió 240 dólares; todo lo demás se conoció gracias al trabajo de August Derleth, su más férreo lugarteniente).
DIEZ MILLONES DE PALABRAS
H.P. Lovecraft. Contra el mundo, contra la vida es un largo recuento de rarezas. Houellebecq entrega detalles de la excéntrica vida del autor, como la botellita con cianuro que siempre tenía a mano en caso de problemas. "No era en modo alguno la clase de hombre que va contando horrores o delira en público. Nadie lo vio jamás enfurecerse; ni llorar, ni echarse a reír", apunta. "Una vida reducida al mínimo: todas sus fuerzas vivas se transfirieron a la literatura y a los sueños. Una vida ejemplar".
Las 116 páginas de este ensayo provienen de una ardua disquisición de las casi 100 mil cartas que Lovecraft escribió a sus amigos. Cerca de diez millones de palabras (según el cálculo de sus biógrafos) en las que plasmó su negra mirada sobre la humanidad.
Pero así como a Houellebecq le es imposible no hacer gala de su erudición en sus novelas, Lovecraft vive avergonzado por no tener estudios formales ni ingresar a la academia de astronomía de la Universidad de Brown. Pese a que asegura que a los dos años aprendió el alfabeto y a los cuatro podía leer con claridad, es en el prólogo de su colección de poemas Hongos de Yoggoth (Valdemar) donde encontramos su cita más decidora sobre este punto: "Jamás he dejado de sentirme avergonzado de mi educación no universitaria; pero sé, al menos, que no podía haber sido de otra manera".
La literatura de Lovecraft siempre castiga a los que quieren saber más, a los afanados en acumular conocimiento. El maligno Necronomicón, ese libro prohibido y forrado en piel humana, es metáfora de aquello. La literatura de Lovecraft es el monstruo nacido de su frustración por no haber sido alguien más en la vida ni gozar de bienes materiales importantes en su calidad de burgués. "Actualmente, el valor de un ser humano se mide por su eficacia económica y su potencial erótico", destaca Houellebecq. "Es decir, justamente las dos cosas que Lovecraft más detestaba".
LAGARTOS CHILENOS
Pero hay más. Houellebecq indaga en el origen racista que habría inspirado su fábula, en especial en lo concerniente a las razas prehumanas que pueblan sus textos, y esto lo atribuye al viaje que HPL hiciera a Nueva York a mediados de 1920, cuando se acrecentó su rechazo a los inmigrantes de diversas nacionalidades que llegaban a la ciudad y a quienes, por lo bajo, llama "ítalo-semitas-mongoloides". Este es tal vez uno de los puntos más controvertidos del texto. Houellebecq analiza las simpatías fascistas y su aversión a lo extranjero, siempre visto como sinónimo de decadencia y vicio. "O los ocultamos, o los matamos", escribió en su juventud sobre los inmigrantes africanos y asiáticos sin arrepentirse jamás.
Houellebecq propone nuevas lecturas a los temas y recursos que el propio Lovecraft desarrolló en su tratado El horror en la literatura. Allí está el pestilente olor a pescado que impregna las ciudades costeras de sus historias, las bibliotecas con anaqueles de doble fondo que ocultan textos innombrables, el vínculo de ciertas propiedades matemáticas con la diablería y el brujerismo, su mitología como un reflejo invertido del cristianismo e incluso "el análisis de la desviación genética en una población de lagartos semiamorfos de Chile". Sin ir más lejos, en su relato "La llamada de Cthulhu" menciona a un carguero procedente de Valparaíso que sufre un misterioso accidente y que es clave para el desarrollo de esta historia.
Lovecraft escribió siempre para fanáticos. Y esos fanáticos, como bien apunta Houellebecq, terminaron encontrándolo años después de su muerte. De seguro él nunca los esperó y allí está la razón de la supervivencia del mito.
Patricio Jara, ver fuente en este enlace [...]
Leía a Lovecraft hace tantos años que aún recuerdo que ya pasé ese examen. Suspendí. Ahora me costaría volver a Cthulhu o a sentir horror en Dunwich.
Muy estimable y divulgativo tu post de hoy.
Y mis felicitaciones por el cambio de look de la página , ágil y dinámica, alegre, clara.
Un beso, bilbaína.
Posted by Pedro (Glup) | martes, 27 junio, 2006
Posted by Anónimo | martes, 27 junio, 2006
Me alegra tu visita. Y en momento tan oportuno. Llevo dos días batallando con el blogger: este es el resultado. Me alegra que te guste.Sólo espero que el resto de la gente lo tenga más fácil ahora para entrar en él.
Me paso el día escuchando tu canción DESENCANTO (me gusta).
Yo leí los Mitos de Cthulchu, sí, menudo autor! No conseguí acabarlo, ya te digo bastante.
Vuelve! Un beso, bilbaíno.
Alicia.
Posted by Alicia Rosell | martes, 27 junio, 2006