EL MICRORRELATO-GÉNERO LITERARIO DEL FUTURO
QUÉLEER | |||||||||||
EL GRAN AUGE DEL MICRORRELATO
por Sonia Hernández En la era de los SMS y la comida rápida, ¿es el microrrelato el género literario del futuro? ¿O el creciente interés responde a la avidez por saciar los impulsos bulímicos a los que nos empuja la industria cultural? En esta encrucijada se encuentra el debate sobre el microrrelato, quizá el más joven de los géneros literarios. Tan reciente que todavía tiene problemas para definirse e incluso para encontrar un nombre propio ¿se barajan otros términos como microficción, minicuento o microcuento, a pesar de los trabajos de algunos teóricos, académicos y editores que llevan ya algunos años pregonando las maravillas del cuento exprés. A estas alturas ya existe un territorio acotado en el que se encontrarían aquellos escritos que, por norma general, no superan las veinte líneas. En ellas, sin embargo, ha de estar la quinta esencia de la narración, porque el microrrelato es la reducción ¿también estamos en la era de la nouvelle cuisine? de la ficción; es decir, no es un poema, ni un aforismo, ni un chiste, sino que la buena microficción ha de explicar una historia completa mediante un solo fogonazo, como si se tratase de la ínfima punta del iceberg. Al interés de los escritores por esta nueva forma literaria se suma el de pequeñas editoriales que buscan un hueco en el mercado que les permita sobrevivir y llegar a los lectores-compradores con propuestas diferentes. La madrileña Páginas de Espuma, la vallisoletana Menoscuarto y la catalana Thule son algunos ejemplos, así como Montesinos, con su antología Ciempiés. Sin olvidar que también desde las grandes editoriales se han producido acercamientos a la microficción, como las antologías Quince líneas y Galería de hiperbrevedades, editadas por Tusquets en 1996 y 2001, respectivamente, a cargo del Círculo Cultural Faroni; la recopilación Ojos de aguja, que José Díaz realizó en el 2000 para Círculo de lectores; Grandes minicuentos fantásticos, al cuidado de Benito Arias García en Alfaguara, o la edición de Los males menores de Luis Mateo Díez. |
Etiquetas: Noticias del mundo editorial
Yo prefiero llamar a este género "greguerías", que es un término más nuestro, no excluye la poesía y ya estaba inventado por Ramón, pero sin duda venden más los otros términos.
Posted by Anónimo | lunes, 18 septiembre, 2006
Hola, efectivamente,se llama como tú bien denominas: 'greguerías'. Ocurre, quizá, que los géneros se reinventan a sí mismos, o como mucho, nos olvidamos de quienes los crearon y los rebautizamos. Un lavado de imágen y nombre que va con los tiempos modernos.¿No es triste que se pierda la memoria literaria, también?. Escribi un post: 'El caso del escritor olvidadito', refiriéndome a Mihura; tal vez debamos reivindicar más el caso de Ramón Gómez de la Serna y no anclarnos en Monterroso y su durmiente dinosaurio; por cierto, ¿dónde está ahí la ironía característica de las greguerías? ¿Y en otros microrrelatos que se jactan de pertenecer a dicho género?
¡Debate apasionado, sky!
Buen lunes.
Puri.
Posted by Alicia Rosell | lunes, 18 septiembre, 2006
Pues te comento aqui que seguro leeras más rápido...Tengo 46, que no me apena decirlos pues han sido bien vividos...
Y yo prefiero leer, en general...antes no me gustaban los relatos cortos, ni los cuentos, ni mucha poesía, imagino que porque no los entendía...
Besos,
Posted by Anónimo | lunes, 18 septiembre, 2006
Yo prefiero practicarlo a debatir, pero sin duda hay muchos escritores españoles olvidados que fueron tan geniales y que, quizás, aún no son más reconocidos porque no se les ha comprendido aún, están ahí para ser reconocidos en el futuro, tiempo al que quizás pertenecen más que al que les tocó vivir. Creo que ese es el caso de Ramón.
Salud, Purificación!
Posted by Anónimo | lunes, 18 septiembre, 2006
Gracias sly4you por tu comentario.Es bonito y necesario aportar.
Lo mismo digo, sadecon. Encantada de teneros aquí, buen resto de semana.
Un saludo,
Purificación
Posted by Alicia Rosell | martes, 19 septiembre, 2006