REMEMBRANZAS
CARTA AL HIJO DESEADO
Naciste un 7 de marzo a las seis y media de la mañana. Llegaste en sábado, hijo, y te recibí en mis brazos con el llanto de la madre exhausta por el esfuerzo, pero feliz al ver por fin el rostro de su vástago.Viniste al mundo fruto del amor, llenando mi juventud con tu presencia, y ya nunca volví a ser la que era. Tenía responsabilidades.
Me dejaste un vacío enorme donde pasaste los nueve meses exactos de tu creación. Mientras te fuí sintiendo crecer siempre pensaba que no sabría vivir cuando ya no te tuviera dentro, en mi voluminosa panza. Pero hoy cumples diecinueve años y pronto echarás a volar, como lo hice yo, como lo hacemos todos.
Cuando te contemplé, ví tu rostro de porcelana donde se dibujaban como esculpidas las delicadas facciones de tus ojos, tu nariz y tu boca enfurruñada, porque llegaste como enfadado a esta vida... Creo que no estabas preparado para abandonar el nido de mi vientre. Es curioso que tantos años después, aún siga viendo ese rictus en tu boca mientras duermes. Esa visión siempre me hace retroceder en el tiempo.
Tú no lo recuerdas, hijo mío, pero estuvimos a punto de morir esa madrugada. Nadie se enteró excepto tu padre. Por eso, cuando -cansada de gritar por los dolores previos al parto- al fin te me pusieron en mi regazo, sollozé como loca, mezclando alivio con dolor, risa con llanto. ¡Estábamos vivos! Ese largo trance que me llevó casi a la inconsciencia mientras dilataba para que salieras al mundo, fué el peor de mi vida. Pero también fué el día más feliz que había vivido hasta entonces, y la dicha se abrió paso con el "regalo" de tus pataleos y tu ceño fruncido. En la foto de arriba, tenías una semana. En esta de la derecha cumplías tu primer mes y acababas de recibir tu primer baño.
Los años han pasado y ya eres un hombre, pronto me traerás una novia, y yo me echaré a un lado. Pero nunca jamás dejaré de cuidarte. Espero que siempre te dejes mimar, aunque hoy seas "un poco mayor" y lleves barba de tres días. El tiempo ha volado mientras he estado a tu lado, pero la remembraza sabe hacer justicia. Y hoy te regalo este relato.
¡Feliz cumpleaños, hijo!
(Párrafos extraídos de mi epistolario "Remembranzas")
Me dejaste un vacío enorme donde pasaste los nueve meses exactos de tu creación. Mientras te fuí sintiendo crecer siempre pensaba que no sabría vivir cuando ya no te tuviera dentro, en mi voluminosa panza. Pero hoy cumples diecinueve años y pronto echarás a volar, como lo hice yo, como lo hacemos todos.
Cuando te contemplé, ví tu rostro de porcelana donde se dibujaban como esculpidas las delicadas facciones de tus ojos, tu nariz y tu boca enfurruñada, porque llegaste como enfadado a esta vida... Creo que no estabas preparado para abandonar el nido de mi vientre. Es curioso que tantos años después, aún siga viendo ese rictus en tu boca mientras duermes. Esa visión siempre me hace retroceder en el tiempo.
Tú no lo recuerdas, hijo mío, pero estuvimos a punto de morir esa madrugada. Nadie se enteró excepto tu padre. Por eso, cuando -cansada de gritar por los dolores previos al parto- al fin te me pusieron en mi regazo, sollozé como loca, mezclando alivio con dolor, risa con llanto. ¡Estábamos vivos! Ese largo trance que me llevó casi a la inconsciencia mientras dilataba para que salieras al mundo, fué el peor de mi vida. Pero también fué el día más feliz que había vivido hasta entonces, y la dicha se abrió paso con el "regalo" de tus pataleos y tu ceño fruncido. En la foto de arriba, tenías una semana. En esta de la derecha cumplías tu primer mes y acababas de recibir tu primer baño.
Los años han pasado y ya eres un hombre, pronto me traerás una novia, y yo me echaré a un lado. Pero nunca jamás dejaré de cuidarte. Espero que siempre te dejes mimar, aunque hoy seas "un poco mayor" y lleves barba de tres días. El tiempo ha volado mientras he estado a tu lado, pero la remembraza sabe hacer justicia. Y hoy te regalo este relato.
¡Feliz cumpleaños, hijo!
(Párrafos extraídos de mi epistolario "Remembranzas")
Etiquetas: Mis Reflexiones, Textos propios
Hola Maite,
Hoy hablaba con unos amigos sobre una frase de Mario Benedetti que ahora no viene al caso, pero al hilo de ésta yo les decía que entre la alegría y la pena no hay nada. Tu relato es precioso, un buen regalo de cumpleaños que seguro que tu hijo recordará siempre con alegría. Porque con tu relato has desterrado el horror de la nada y la infamia de la pena inducidas por el silencio. Decir lo que sentimos nos humaniza, pero si, además, se lo decimos a quien queremos, le imbuimos una alegría imperecedera.
Un buen regalo, alegría por haberos obsequiado, los dos, la existencia. Un sentimiento que no todos pueden heredar de una madre que pudo haberse callado y, sin embargo, se esforzó por contar al mundo.
Déjame felicitaros, los dos cumplís años: Felicidades!!
Un abrazo
Posted by Anónimo | miércoles, 07 junio, 2006