LA INOPIA ILETRADA Y LOS LIBROS SUPERVENTAS
¿POR QUÉ SONRÍES EN SUEÑOS, AMOR?
La pregunta es por qué sigo leyendo ficción. Incluso por qué sigo leyendo. Un ensayo terrible de corrosivo del sagaz periodista Vicente Verdú intitulado Yo y tú: objetos de lujo sumado a La cultura del nuevo capitalismo del siempre lúcido y profundo Richard Sennett me hacen temblar entre el terror y la fascinación ante las señales inequívocas de haber entrado en el consumismo de segunda generación con un cliente desleal, caprichoso, exigente, más sensible y emocional y al cual los productos le preocupan poco, la marca le interesa pero puede abandonarla con toda facilidad y ha desmoronado las agencias de publicidad que se han convertido en el último refugio algo rentable de los artistas de nuestro tiempo, pero absolutamente castradas ante el movimiento de los medios. Si leer ya no importa mucho, hasta ver televisión es un hábito en retirada. Lo importante, dicen Sennett y Verdú y muchos otros es estar conectados. Ya no es el tiempo del individualismo sino de sentirnos personas, calidad de vida, en contacto con gente no muy cercana. Ideal, aséptico, intenso pero sin contagio. Los lectores nos conectamos así mientras los escritores jóvenes se inclinan más por el blog que por el libro, siempre tan lento. Los premios amañados o ignorados si son serios se agregan al descrédito general de la industria del éxito. Ante el mar de superventas que cubren la inopia iletrada uno sigue encontrándose con buenas librerías entre las más pequeñas. De Córdoba me acuerdo más de "Rubén Libros" que de otras cadenas grandes.
Descubro un filósofo como Didi-Huberman absolutamente original en su trabajo con la imagen. Otro en la lista de los indispensables para sentarse a mirar lo que Verdú llamó en otro libro El capitalismo de ficción: Quizás ya todo es puesta en escena, la gente se "produce", no se arregla. Leer sigue siendo el más importante entrenamiento para pensar, pero pensar es una experiencia demasiado lenta, ardua y sumamente frustrante. La lucidez duele. Es mejor el chat, el MSN, la fluidez emocional. Yo soy antiguo, leo y, lo confieso, me da miedo lo que leo. El mundo se está volviendo demasiado líquido. Como los nuevos atentados. No sé qué voy a hacer sin equipaje de mano. Aprovecharán de subir el precio del sobrepeso. Gran negocio esta alianza entre terroristas y líneas aéreas. No puedo leer lo que me interesa. Abandonado a solas con mi pensamiento. El problema es que en la cabeza de un lector de mucho tiempo hay una biblioteca enorme. A veces, dormido, releo libros maravillosos casi olvidados. Me pregunta ella por qué sonrío.
Dr. Van der Weintraube.
18 de agosto de 2006