SEGUNDA VERSIÓN DE MI RELATO ENTRE DOS FUEGOS
“ENTRE DOS FUEGOS”
"Dedicado a Sandra, con todo mi cariño, por hacer de mi viaje desde Madrid un ejercicio de vuelta al pasado y llenarme de grandes esperanzas con el soplo fresco de sus aires de juventud ".
"Él agoniza entre dos fuegos. Se abrasa en las llamas de la desesperación y no puede huir. No está atado ni indefenso, es un hombre libre, pero está prisionero en su sinrazón. Vive entre dos fuegos, uno que se va apagando por la rutina, el otro lo encendió la mujer que lo hechizó con su porte de princesa. ¿Recordará la tarde de otoño en que la mujer encantadora de serpientes sostuvo su mirada? ¿Le avergonzará habérsela aguantado por ver quien desistía antes? Aquélla mujer desafió su ímpetu bizarro. Hasta entonces se creía intocable, y averiguó que no lo era.
Desde entonces, el hombre anida entre dos volcanes y por sus venas parece que sólo corriera lava y no sangre: ‘Son trasuntos del corazón’, así destierra sus sentimientos encontrados. ‘No te puedo comprender, corazón loco, no te puedo comprender, y ellas tampoco’, escucha por el hilo musical.
Fue durante un otoño, tan lejano que no recuerda cuántas veces los árboles mudaron sus hojas. Han pasado demasiados días desde que entrecruzaron sus miradas. Desde entonces, no tiene sosiego, no sabe qué hacer, no entiende qué le sucede, quisiera cambiar su vida pero no puede; Atrapado entre los fuegos de las mujeres que lo aman, pasa los días esperando ver pasar frente a su ventana a la mujer de ojos verdes esmeralda.
‘Aquí va mi explicación, pues me llaman sin razón, corazón loco’... Infame canción. Está entre dos amores y no sabe si ya se volvió loco. ‘Las mujeres son nuestra perdición’, ‘No te metas en líos’, le dicen amigos, colegas y hermanos. Consejos que le complican tomar esa decisión que cambiaría su anodina vida.
Está harto de quemarse entre dos fuegos. Se imagina que ellas tampoco salen ilesas de tanta llama. Se queman los tres, pues como en un aquelarre, en esta historia danzan tres alrededor del fuego... Danzan malditos frente a la hoguera de las tinieblas.
‘Yo no puedo comprender cómo se pueden querer dos mujeres a la vez, y no estar loco’... Para colmo, la canción de Machín le martillea el cerebro. ‘Una es el amor sagrado, compañera de mi vida, esposa y madre a la vez’, le va recordando la canción mientras trabaja. No, no puede dejar a la mujer que le parió los hijos que tanto ama, a ella le debe ratos maravillosos con ellos.
Sus retoños crecieron a la par que las llamas de la mujer encantadora de serpientes abrasaba sus entrañas. Pero ya nunca se verá libre de su cárcel, tiene el corazón cerrado a cal y canto: Su esposa le dio siete vueltas de llave a la cerradura de sus sentimientos y no le permite ni una mirada, ni un saludo hacia la otra.
‘La otra es el amor prohibido, complemento de mis ansias y a quien no renunciaré’. A menudo se pregunta si ella llegó a su vida sólo para desbordarlo de ilusiones y anhelos. En ocasiones, se ha sentido manipulado por su propia cobardía. Tantas otras veces deseó coger el teléfono para llamarla, pronunciar un tímido ‘Hola’ y colgar como si hubiera cometido un delito. ‘Puedo fingir otra voz’, cavila sin tino aunque sabe que la otra lleva siglos esperando... No pierde las esperanzas...
El juego de la seducción le gustaba, pero hace tiempo que su esposa le pidió una prueba de amor: Ya no debe mirarla cuando se crucen, si se ven, cambiarán de rumbo y voltearán la esquina, o se detendrán; la esposa comandará este batallón de amigos y familia que la apoyan. Desde la primera ocasión que se tercie, ‘la otra’ deberá sentir la vergüenza de sus sentimientos. Le corresponderá apartarse. Parecerá un juego de ajedrez: La reina se comerá todas las piezas mientras el rey deberá continuar a su lado, en el tablero.
Ven que la otra se percata. Aunque marcada por el estigma de bruja es más astuta de lo que pensaron. Él siente tristeza cuando esa mujer de la sonrisa amplia y ojos verdes como proceloso mar de pasiones, se para indecisa, agacha la mirada o la destierra para no ofender. Él no sabe todavía que ella lo ama en silencio desde hace una eternidad, que no es una cualquiera, ni una echadora de mal de ojo, y que jamás romperá su matrimonio. No sabe que vive un infierno, que se le escapa la vida por la rendija de su mirada bella, que sus verdes se vuelven pozos de aguas turbias, color cetrino. Creyó notarlo la última vez que hablaron. Los ojos de la mujer lloraban silencios.
Tampoco sabrá nunca cuánto lo ama, cómo sufre con su indeferencia; que sólo sonríe apenas dos veces al año, cuando se digna saludarla. ‘No he podido evitarlo’, le dirá a la esposa guardiana de su corazón. Jamás reconocerá que anhelaba saludarla.
El reo es tomado del brazo. La pena se adueñó de su alma cuando dejó atrás la llama de la pasión morando el cuerpo de esa mujer. ‘La otra es el amor prohibido, complemento de mis ansias y a quien no renunciaré’. La canción le recuerda momentos que su corazón aun cerrado bajo candado le permite revivir. Se revuelve inquieto bajo las garras de la legítima.
‘Merezco una explicación, pues es imposible seguir con las dos’... La musiquilla lleva días que lo tortura sin oírla. No ve cómo, calle abajo, ''la otra' trastabillea con piernas temblorosas, que con sólo verlo, todo su cuerpo se volvió rama presta a doblarse por tenue brisa. Nadie entenderá por qué el peso de su cuerpo se afloja al pasar junto a él. Mientras camina, soñará con volver a verlo mañana, quizá pasado...
‘Y ahora puedes tú saber cómo se pueden querer dos mujeres a la vez ¡y no estar loco!’... Al volver la esquina, él se gira y la ve alejarse. ‘Tal vez mañana sacaré fuerzas para llamarla’... Su cobardía se ampara de nuevo al mentirse a sí mismo, y a la esposa.
¡Mañana! Ella sabe que quizá no amanezca... Él no sabe que puede no haber otro mañana... Para un corazón loco".
Etiquetas: Relatos
Creo recordar este cuento tuyo; creo recordarlo porque no me fío de mi memoria pero en realidad lo recuerdo perfectamente, porque la identificación que me despierta el relato es el motor del recuierdo.
"Él agoniza entre dos fuegos. Se abrasa en las llamas de la desesperación y no puede huir. No está atado ni indefenso, es un hombre libre, pero está prisionero en su sinrazón. Vive entre dos fuegos, uno que se va apagando por la rutina, el otro lo encendió la mujer que lo hechizó con su porte de princesa. ¿Recordará la tarde de otoño en que la mujer encantadora de serpientes sostuvo su mirada?"
La descripción del hechizo que atrae y a la vez paraliza. Una especie de fatal destino; una magnífica síntesis del amor, siempre entre dos fuegos.
Saludos, bartleby.
Posted by Bartleby | lunes, 20 noviembre, 2006
Hola, Bart: Efectivamente lo recuerdas bien. Lo que lees ahora es un cuento extraído de un capítulo de mi novela "Las sombras de tu ausencia", que publiqué aquí en septiembre.
Surgió el concurso de "relatos con banda sonora" de la escuela de escritores, y pensé: "es hora de hacer ejercicio de concisión". Ya sabes, "lo bueno si breve dos veces bueno". Quedó así, lo presenté porque encajaba pues trata de una historia basada en una canción. Sin más. Pero es una novela, Bart. Otro de los extractos lo he publicado ayer domingo en "El Blog de una Escritora", el de "1.175 palabras de amor".
Es una novela de amor y desamor, de prohibición y sentimientos pecaminosos entre dos amantes que no pueden estar juntos.
Muchas gracias por pasar a visitarme, Bart. Un abrazo.
Afectuosamente,
Alicia.
Posted by Alicia Rosell | lunes, 20 noviembre, 2006