MIS LIBROS
- MIS PEQUEÑOS TESOROS -
"...Paso mis manos sobre ellos y acaricio sus lomos. Están suaves al tacto mientras me dejan deslizarles los dedos. Los apilo, los ordeno, a veces, los regalo, pero jamás doy los míos. Ni por viejos, mohosos o amarillentos que estén a causa del paso de los años.
Jamás doy los propios, ya... ni los presto. Tantas veces lo hice, y tantas otras me quedé sin volver a verlos. ¡Títulos perdidos en otras manos! (Mis Pequeños Grandes Tesoros abandonados a la suerte de quienes los pidieron prestados)
Soy egoísta con mis libros, no puedo remediarlo. Los atesoro como los avaros hacen con el dinero. (No soy capaz de traficar con ellos) . Prefiero regalarlos después de comprarlos para volver a oler su papel recién sacado de fábrica, cuando todavía huelen a celulosa; y luego, cuando el resto del proceso editorial hace su efecto y le confiere ese olor especial, la melancolía se alía con mis recuerdos.
-Huele a libro -me digo desde niña.
Pero es el olor a Libro Nuevo el que me encandila. Los libros que atesoro, los antiguos, no salen ya de mi casa. Siempre están ahí: los ojeo, retomo párrafos de uno, versos de otro y alguna que otra página de relatos de antologías del cuento literario. (Libros todos que marcaron una época de mi vida) .
Mi paso por este mundo lo pautan los libros que adquiero. Tanto los que llegan por propia necesidad a mis manos ansiosas, como los que me regalan o me han llegado a través de algún premio allá por mi tierna juventud, casi olvidada.
Últimamente, me han regalado incluso volúmenes rescatados de la basura de Monasterios o Conventos, que -modernizados como cualquier institución- prefieren pasarlos a formato electrónico.
Abril. Estamos en el mes del Libro. Este escrito hubiera quedado magnífico en conmemoración tan señalada, pero sólo sería un homenaje más en un día como otro cualquiera. (Más bien creo que estos días se inventan para recordar a quienes olvidan fácilmente) .
Hoy es cinco de abril, pero he sentido la necesidad imperiosa de hablar de ellos, mis amigos silenciosos que todo lo dicen.
Mi homenaje, es pues, para todos los días del año. Mis libros se lo merecen.
No quiero, -de momento- comentar nada de e-books ni del papel electrónico. Sobre eso hablaré otro día...
Y, sin embargo, escribo esto en un blog. ¿Ironías del destino?"
Jamás doy los propios, ya... ni los presto. Tantas veces lo hice, y tantas otras me quedé sin volver a verlos. ¡Títulos perdidos en otras manos! (Mis Pequeños Grandes Tesoros abandonados a la suerte de quienes los pidieron prestados)
Soy egoísta con mis libros, no puedo remediarlo. Los atesoro como los avaros hacen con el dinero. (No soy capaz de traficar con ellos) . Prefiero regalarlos después de comprarlos para volver a oler su papel recién sacado de fábrica, cuando todavía huelen a celulosa; y luego, cuando el resto del proceso editorial hace su efecto y le confiere ese olor especial, la melancolía se alía con mis recuerdos.
-Huele a libro -me digo desde niña.
Pero es el olor a Libro Nuevo el que me encandila. Los libros que atesoro, los antiguos, no salen ya de mi casa. Siempre están ahí: los ojeo, retomo párrafos de uno, versos de otro y alguna que otra página de relatos de antologías del cuento literario. (Libros todos que marcaron una época de mi vida) .
Mi paso por este mundo lo pautan los libros que adquiero. Tanto los que llegan por propia necesidad a mis manos ansiosas, como los que me regalan o me han llegado a través de algún premio allá por mi tierna juventud, casi olvidada.
Últimamente, me han regalado incluso volúmenes rescatados de la basura de Monasterios o Conventos, que -modernizados como cualquier institución- prefieren pasarlos a formato electrónico.
Abril. Estamos en el mes del Libro. Este escrito hubiera quedado magnífico en conmemoración tan señalada, pero sólo sería un homenaje más en un día como otro cualquiera. (Más bien creo que estos días se inventan para recordar a quienes olvidan fácilmente) .
Hoy es cinco de abril, pero he sentido la necesidad imperiosa de hablar de ellos, mis amigos silenciosos que todo lo dicen.
Mi homenaje, es pues, para todos los días del año. Mis libros se lo merecen.
No quiero, -de momento- comentar nada de e-books ni del papel electrónico. Sobre eso hablaré otro día...
Y, sin embargo, escribo esto en un blog. ¿Ironías del destino?"
(Extracto de "Mis impresiones literarias") -Alicia Rosell.
Etiquetas: Mis artículos, Mis Reflexiones, Textos propios