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martes, 30 de mayo de 2006

MIS PROPUESTAS DE LECTURA - QUIROGA

Decálogo del perfecto cuentista

-Horacio Quiroga-


I) Cree en un maestro - Poe, Maupassant, Kipling, Chejov - como en Dios mismo.

II) Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.

III) Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.

IV) Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.

V) No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.

VI) Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.

VII) No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.

VIII) Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.

IX) No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.

X) No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.

Conclusión:

La trágica vida de Horacio Quiroga, llena de suicidios y muertes, llegó a obsesionarlo de tal manera que logró que todos sus cuentos y novelas tuvieran un contenido macabro y morboso. Su estadía en Misiones hace que todo este contenido se base en características de animales y su contacto con la muerte.

Podemos apreciar también en sus obras, como el contacto con la naturaleza, con los animales de la selva misionera y con la vida primitiva dejan grandes huellas en su estilo de escritura.


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" LA GALLINA DEGOLLADA "

"Todo el día, sentados en el patio en un banco, estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos y volvían la cabeza con la boca abierta. El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se animaban; se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida.

Otra veces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ruidos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón.

El mayor tenía doce años, y el menor ocho. En todo su aspecto sucio y desvalido se notaba la falta absoluta de un poco de cuidado maternal.

Esos cuatro idiotas, sin embargo, habían sido un día el encanto de sus padres. A los tres meses de casados, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer, y mujer y marido, hacia un porvenir mucho más vital: un hijo: ¿Qué mayor dicha para dos enamorados que esa honrada consagración de su cariño, libertado ya del vil egoísmo de un mutuo amor sin fin ninguno y, lo que es peor para el amor mismo, sin esperanzas posibles de renovación?

Así lo sintieron Mazzini y Berta, y cuando el hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, creyeron cumplida su felicidad. La criatura creció bella y radiante, hasta que tuvo año y medio. Pero en el vigésimo mes sacudiéronlo una noche convulsiones terribles, y a la mañana siguiente no conocía más a sus padres. El médico lo examinó con esa atención profesional que está visiblemente buscando las causas del mal en las enfermedades de los padres.

Después de algunos días los miembros paralizados recobraron el movimiento; pero la inteligencia, el alma, aun el instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, baboso, colgante, muerto para siempre sobre las rodillas de su madre.

¡Hijo, mi hijo querido! —sollozaba ésta, sobre aquella espantosa ruina de su primogénito.....

CONTINUAR LEYENDO....


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" Mis Propuestas de Lectura "


"... Aquí queda la propuesta, amigos, ya sé que ando un poco vaga para estrujarme el cerebro como en 'posts' anteriores. Pero, reflexionar mientras las musas no acuden, puede ser el mejor de los estadios para el escritor.

¿Están de acuerdo con este decálogo? Ya sé que pululan muchos, tantos como escritores, pero leámoslos. Y si lo intentamos, 'nos aplicamos el cuento'."


Alicia Rosell. ;-)


Has tenido un gusto excelente por este decálogo, también el de Monterroso es para tener en cuenta, como muchos más, como dices. El cuento de Horacio pertenece bien a la locura que a veces se vislumbra en las acciones cotidianas, en los ojos del que escribe, consecuencia de la fiebre literaria... Muchos abrazos.

Así es, amigo. No he leído el de Monterroso, pero lo buscaré. ¡Cuánta razón tienes en lo de la fiebre literaria -que yo llamo adicción peligrosa (para el autor, se entiende), a la que nos sustraemos por la fuerza de esa locura 'especial' que hace del escritor el reflejo humano que somos...y/o aparentamos?
Sí, Horacio escribía cuentos de amor, de locura y de muerte. Se me olvidó ponerlo en el post, y data de 1917.(Estoy segura que lo sabes)
Pero eso es la vida, una trilogía de despropósitos, al menos, para mí- por la parte que me toca como escritora en ciernes-

¡Oye, Paul Auster Premio Príncipe de Asturias de las Letras! Menudo pedazo de escritor.
Un fuerte abrazo,Iván.

miércoles, 31 mayo, 2006

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-ALICIA ROSELL, 2006-

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