DÍA DEL LIBRO: LOS LIBROS EN MI VIDA Y 'LIBROS-RECUERDO'
Me refugiaba bajo el paraguas y recorría las calles a horas en que el mundo estaba cerrado. El relajo ajeno me permitía asomarme a los escaparates de mis librerías preferidas. Situadas a quinientos metros entre ellas me obligaba a recorrer la distancia, y si llovía, como ahora en mis añoranzas, más feliz me sentía. El paraguas era el techo de mi silencio, en él rebotaban mis angustias y quedaban apresadas. El alivio del paseo bajo la lluvia me llevaba hasta los libros que me trasladaban a mundos lejanos desde sus títulos y portadas a sabiendas de que no los podría comprar. ¡Tenía sólo diez años!
Al anochecer, el silencio que llenaba mi casa y el sonido de la madera que crujía con su broncosonido, me ayudaban a zambullirme en mil aventuras con un solo libro entre mis manos. Era el final de otro día y el comienzo de otras vivencias. Sabía que al día siguiente volvería a salir a buscar mis sonrisas y que las encontraría tras los escaparates de las librerías. LOS LIBROS QUEME MARCARON
Han pasado los años. Mi biblioteca ha crecido, los libros se desbordan de las estanterías, yacen por el suelo, escalan las paredes y sé que un día coparán el techo...
Paseo mis manos sobre ellos y acaricio sus lomos, suaves o ásperos. Los apilo, los ordeno, a veces, los regalo, pero nunca doy los míos. Ni por viejos, mohosos o amarillentos que se hayan vuelto con el paso de los años.
Ya no los presto. ¡Cuántos títulos perdidos en otras manos! Mis pequeños grandes tesoros abandonados a la suerte de quienes me los pidieron: ¿Dónde acabó mi tomo de ‘La Ilíada’, de Homero, mi primer libro perdido? Erré como Ulises durante años rumiando su pérdida. Este recuerdo me asalta todavía con una punzada dolorosa. Cuando perdí de vista ‘La Divina Comedia’, de Dante, ya había decidido no volver a prestarlos. Me quedé huérfana sin ellos.
Ahora los atesoro con avaricia. Los compro para regalarlos y aprovecho para impregnarme de su olor a celulosa. La melancolía se alía con mis recuerdos. “Huele a libro”, me repito como una letanía. Siempre me encandiló el olor a libro nuevo.
Los libros que atesoro, los antiguos, no salen ya de mi casa. Siempre están ahí: los ojeo, retomo párrafos de uno, versos de otro y algún que otro relato, como los de la ‘Antología del cuento literario’, de M. Díez Rodríguez. Libros todos que marcaron una época de mi vida: desde ‘Fabiola o la Iglesia de las Catacumbas’, una edición de 1956, escrita por el Cardenal Wiseman, pasando por ‘El Cerco de Numancia’, de Cervantes, una ‘Antología poética’, de Antonio Machado y “Rimas y Leyendas”, de Gustavo A. Bécquer.
Dejaré constancia de mi paso por este mundo a través del legado de mis libros: tanto los que llegan por propia necesidad a mis manos ansiosas, como los que me regalan o fueron el fruto de algún premio literario que gané allá por mi más tierna juventud. Últimamente, me han regalado incluso volúmenes rescatados de Monasterios o Conventos, entre ellos cuento con un ejemplar de “Dramas” de C. F. Schiller, editado en Barcelona en 1882.
Deseo mencionar “Cumbres Borrascosas”, que durante mucho tiempo fue mi libro de cabecera. Con las Hermanas Brönte y luego con ‘Persuasión’ y ‘Orgullo y Prejuicio’, de Jane Austen, descubrí la pasión y la necesidad de escribir y vivir desde mis propias creaciones.
Abril. Hoy es día siete, falta poco para el ‘Día del Libro’, pero he sentido la imperiosa necesidad de compartir mis recuerdos. Ya ven: no he podido hablarles de un libro en concreto. Los míos son tantos que dejaría la mayoría sin mencionar. Todos fueron importantes y continúan siéndolo. Han hecho de mí lo que ahora soy. Porque somos lo que leemos.
¡Gracias, Anika! Hoy me brindaste la oportunidad de hablar de estos amigos míos silenciosos que me susurran al oído desde sus páginas impresas; Abren mi imaginación y exaltan mi deseo por leerlos y atesorarlos; Continuaré siendo una compradora compulsiva y una lectora voraz. No puedo remediarlo. A decir verdad, tampoco quiero.
Firma: Purificación Ávila López©
LIBROS-RECUERDO: Para la nueva sección de Anika entre Libros.
Libros-Recuerdo Abril-2007 © ciberanika.com
Libros-Recuerdo Abril-2007 © ciberanika.com
Etiquetas: Colaboración, Mis artículos, Mis Reflexiones, Textos propios
Me ha encantado este texto, Puri. Me he sentido transportada a un mundo mágico. Mi mundo.
Un abrazo
Posted by Antonia Romero | martes, 24 abril, 2007
Muchas gracias, querida amiga. La palabra magia es un regalo para mi.
Tu mundo es mi mundo, al igual que el de todos quienes escribimos, estimada Antonia.
Abrazos para ti.
Puri
Posted by Alicia Rosell | martes, 24 abril, 2007
Es muy dificil, cuando se alcanza cierta edad y despues de miles de lecturas, llegar a saber cuales son los libros que mas te marcaron. Creo que cada uno, salvo algunos bodrios que te regalan o que no aciertas en la compra, te marcan de alguna manera. Cuando era niño fue un seguidor de las aventuras de Tom Sawer y de La Isla del Tesoro. En mi adolescencia me encontré con Shakespeare al que nunca abandoné, tanto a través de sus obras de teatro como de sus sonetos. Luego pase por la inevitable presion de Kundera y, sobre todo de mi paisano Alvaro Cunqueiro, el mas favulador de cuandos escritores conocí y ahora me estoy alejando de la narrativa porque el tiempo y las necesitades me exigen dedicarme mas al ensayo, sobre todo en temas de cine, teatro y periodismo, pero si hay que citar narradores, y sin salirme de los limites de España, son Manuel Rivas, Javier Marias, Eduardo Mendoza, Almudena Grandes, Maruja Torres, Rosa Montero y Bernardo Atxaga. Seguro que me olvidaré de alguno, pero esto es inevitable.
Con cariño
Posted by Orestes (Ex Al) | miércoles, 25 abril, 2007
Es curioso, Al, que coincidamos tanto en gustos literarios.
Porque exceptuando las obras de Shakespeare en inglés que has hecho he leído a casi todos los escritores que nombras.
Naturalmente, Alvaro Cunqueiro es decir Literatura Gallega con mayúsculas, estimado Al. Pero cuando mencionas a Manuel Rivas, Maruja Torres y todos los demas... ¡coincidimos en todos!
Por supuesto que nos olvidamos siempre de algun nombre, es inevitable cuando hay variado y bueno. Sería imposible recordarlos a todos, sobre todo cuando llevas miles de lecturas, que es tu caso.
Algún día yo las habré hecho, Dios mediante, entrañable Al.
Agarimos para ti y las letras gallegas que tanto han dado a nuestro país, además de a la bella Galicia.
Puri.
Posted by Alicia Rosell | miércoles, 25 abril, 2007
Puri, has escrito un post muy bello, lleno de emoción, un auténtico homenaje a los libros y a la lectura, y también de paso a todos los lectores que amamos los libros: ese olor a nuevo inconfundible, ese malestar al perder los que prestamos y no nos son devueltos, esas sensaciones placenteras al acariciarlos, al leerlos, al colocarlos en los estantes una y otra vez, ese frecuente atesorar libros que nos han acompañado a lo largo de nuestra vida...Amiga, leerte ha sido como celebrar una gran fiesta, te doy las gracias por ello, he disfrutado un montón.
Un abrazo
Posted by Gatito viejo | miércoles, 25 abril, 2007
Yo soy muy típica, me quedaría con Cien años de soledad y Madame Bovary junto con el nombre de la Rosa, unos años después Auster terminaría de desconcertarme y encantarme del todo.
Un abrazo
Posted by Mónica | jueves, 26 abril, 2007
HOLA GATITO: Fíjate que en realidad este post lo escribí para colaborar en la web de Anika entre Libros, pero aprovechando el día del Libro, he decidido darle difusión.
Especialmente, por Anika, que trabaja incansablemente para dar difusión a autores noveles y consagrados.
Pero sí es cierto que le puse ese granito de sensibilidad que yo acostumbro. Me alegra que te hayas sentido identificada. Eso quiere decir que vivimos nuestra pasión librera de igual forma...
Gracias a ti, amiga, por sentirte como en una fiesta al leer mi texto. Es un buen regalo del Día del Libro para mi.
Besazos, gatito. Nos leemos.
PURI
Posted by Alicia Rosell | jueves, 26 abril, 2007
HOLA, MÓNICA:
Si llegaste a mi blog es que el bicho ya se cansó de fastidiar tu ordenador...
Gracias por dejarme tu opinión sobre los libros que te marcaron; tampoco son títulos de los que yo me pueda desprender. Como digo en mi texto es imposible nombrarlos a todos...
Besos para ti.
PURI
Posted by Alicia Rosell | jueves, 26 abril, 2007
HOLA MARI CARMEN:
Sí que es curioso, la verdad. Cuando yo ya había publicado esta colaboración para Ciberanika.com, yo había leído algo relativo a ello en tu blog, y pensé lo mismo que tú.
Queda claro que somos afines, maricarmen. Tu texto tampoco desmerece y debo reconocerlo y te felicito...
Besos, volveré a leer tu texto, y seguimos leyéndonos, bonita.
Posted by Alicia Rosell | jueves, 26 abril, 2007
En la adolescencia buscamos con ansia los libros y los atesoramos como todo descubrimiento precioso, pero en un inútil afán de apropiarnos de su conocimiento. Incluso queríamos sentir la exclusividad de los grandes título.
Frente a ello, en la madurez, sucede el desapego material por los libros -Montalbán los usaba para encender la chimenea- pero el aprecio por la experiencia que transmiten. Ése es el verdadero tesoro que aportan: las experiencias ajenas a las que les hacemos un hueco para ampliar la propia.
Saludos, querida Puri, Bartleby.
Posted by Bartleby | lunes, 30 abril, 2007
Bart: si algo me gusta de tus reflexiones es que encuentras las verdades más grandes donde otros sólo vemos palabrería.
Te digo esto porque tengo que darte la razón cuando me dices que con el paso del tiempo los libros que atesoramos trascienden su contenido literario para colmar nuestro acerbo cultural. Cierto.
Bajo esa premisa, estimado Bart, no tendría sentido almacenarlos, pero cuando es un amor tan grande, a servidora le gusta volver a leerlos, ¿cómo lo haría si no los tuviera en mi biblioteca?
Yo jamás quemaría un libro como hacía Montalbán, me horroriza pensarlo. Él quemaría los de otros autores pero no creo que hiciera lo mismo con los que a él le publicaban. Y es que tengo la romántica idea de que la vanidad nos vence en este tema, Bart... mucho más siendo el 'libro-físico' el amor simbólico de una materia que palpita, que viene del árbol y nos alimenta con sus contenidos.
Mis libros -cuando se publiquen o no- serán siempre los hijos de mi creatividad: quemarlos sería como 'matarme' un poco a mi misma.
Comparto, por tanto, tu discernimiento, pero no el extraño proceder de Montalbán, que en paz descanse.
Un abrazo, amigo Bart. Siempre es un placer departir contigo de tantos y variados temas.
PURI.
Posted by Alicia Rosell | lunes, 30 abril, 2007